Cómo limpiar una alfombra

Las alfombras llevan utilizándose desde hace siglos como parte del mobiliario de la casa, no solo como simple decoración, sino también para evitar que los suelos se dañen, o para darle un toque diferente, más mullido y cómodo, a cierta parte de la casa. Si bien en nuestro país no es tan habitual poner moqueta, hay otros sitios, como Estados Unidos, Francia o Reino Unido, donde enmoquetar el suelo de las habitaciones es bastante habitual. Nosotros nos conformamos con poner alguna que otra alfombra en el dormitorio o en el salón, que pueden ser grandes, pequeños, gruesas, algo más finas… Las escogemos la mayoría de veces por su diseño, pero también hay que tener muy en cuenta su tamaño, su grosos y el material del que están hechas, para poder elegir correctamente entre todas las alfombras que hay y no llevarnos malos tragos después.

Las alfombras, como ya sabrás si tienes alguna, se ensucian muy fácilmente, y a veces es complicado limpiarlas como es debido. Pasar la aspiradora o el robot de limpieza por ellas puede ser una solución medianamente aceptable para el polvo, las pelusas y demás, pero está claro que hay manchas que son mucho más complicadas de quitar, como las de comida o bebida. Por eso, mucha gente lleva la alfombra a limpiar a la tintorería cada cierto tiempo, para dejarla como nueva. Es una forma rápida y sencilla de conseguirlo, pero también bastante cara, cuando en realidad nosotros mismos podemos hacernos cargos de la limpieza de nuesrta alfombra, sabiendo exactamente cómo eliminar esas manchas más complejas. En este artículo te vamos a dar las claves para que vuelvas a dejar tu alfombra como nueva, sea del material que sea o se manche de lo que se manche.

Limpiar la alfombra según el material

Ya lo advertíamos al principio: conocer el material de nuestra alfombra es imprescindible no solo para saber su calidad o su resistencia, sino también para poder limpiarla adecuadamente y no estropearla con productos nocivos para dicho material. Encontramos alfombras de lana, de seda, de algodón, muy sensibles y con las que hay que tener mucho cuidado, pero también de fibra sintética, que aunque no suelen ser tan bonitas y lujosas al tacto, seguramente son la mejor opción para limpiarlas, ya que este material sí que aguanta mucho más que los anteriores. Dependiendo del tipo de material, utilizaremos un método u otro para la limpieza de la alfombra y que quede como nueva.

Por ejemplo, con las alfombras de lana hay que ser sumamente cuidadoso. Primero aspiraremos el polvo, para luego darle un repaso con agua y jabón neutro. El secado posterior tiene que ser rápido, así que podemos utilizar un secador. Con las de algodón debemos aspirar bien por ambos lados y luego limpiar con un paño con agua tibia y algo de vinagre, para que quede perfecta. Las de fibra sintética, como decíamos, necesitan menos cuidados, aunque habrá que aspirar asiduamente la alfombra para que la suciedad y el polvo no permanezcan sobre ella. También podemos limpiar con espuma seca, muy eficiente en este tipo de materiales.

Lavar la alfombra según la mancha

El material es importante, como ya hemos podido comprobar, pero también lo es el tipo de mancha que tengamos. Y es que a veces basta con aspirar o sacudir bien el polvo de la alfombra, para que no se desgaste y se mantenga limpia, pero en otras ocasiones, cuando se nos cae algo de bebida o comida sobre ella, o se mancha con algún otro producto, la situación se vuelve mucho más compleja. Si es comida, lo primero que debemos hacer es recoger lo que se haya caído y limpiar a conciencia esa misma zona, para evitar que la mancha se quede. Si hablamos de bebida, la cosa se complica un poco más. Por ejemplo, el vino debe limpiarse de la alfombra con un poco de agua con gas, frotando bien en la zona manchada, y luego terminando con espuma limpiadora.

Si la mancha es de té o café, que suelen ser el terror de todos los que tienen alfombra en casa por lo complicadas que son de sacar, podemos acudir a una mezcla un poco más fuerte: vinagre blanco y detergente, en un paño que frotaremos a conciencia sobre la zona de la mancha, para evitar que se extienda. Cuando tenemos críos en casa, las alfombras pueden llenarse de otro tipo de manchas. Rotuladores, bolígrafos, ceras… Todos sus útiles para dibujar son armas que pueden llenar de suciedad nuestra alfombra. Para quitarlas debemos humedecer un trapo con algo de leche, y frotar fuerte en esa zona, para evitar que la mancha se extienda y se mantenga.

Devolver el color original a una alfombra

Cuando compramos la alfombra, esta suele tener un color espectacular, con un diseño que nos ha maravillado por su intensidad, por su belleza… Pero como ocurre casi con todo, el tiempo es el enemigo de esa belleza y hará que nuestra alfombra no luzca tan bien pasado un tiempo. El desgaste en este tipo de materiales es natural, pero eso no significa que no podamos tratar de evitarlo o de rejuvenecer a nuestra alfombra siempre que sea posible. Para devolver su color original utilizaremos una mezcla de sal gorda y agua, formando una pasta húmeda que extenderemos por toda la alfombra. Una vez esté seca esa pasta, la retiraremos con  un cepillo y luego aspiraremos los restos. Si la alfombra es oscura, podemos hacer esto mismo pero con posos de café en lugar de sal gorda y agua.

Eliminar el mal olor de la alfombra

Podemos limpiar a menudo nuestra alfombra, girarla constantemente para que las marcas de los muebles no la desgasten, aspirarla asiduamente y tener mucho cuidado para no mancharla de bebidas peligrosas, pero al final seguramente coja mal olor, por estar expuestas a todo lo que tenemos en esa habitación, al propio polvo, a la suciedad… Para eliminar ese mal olor utilizaremos un poco de bicarbonato, que podemos esparcir por toda la alfombra para que actúe sobre el problema. Luego, bastará con aspirarlo bien para eliminarlo, una vez haya hecho su cometido. También podemos utilizar algunos aceites esenciales de lavanda, canela o cualquier otro olor a nuestro gusto, para darle un toque mucho más fresco a la alfombra, siempre sin pasarnos, porque utilizar este tipo de esencias en exceso sobre ciertos materiales los puede deteriorar.

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